El Trastorno Bipolar (TB) a pesar de la controversia que existe, se puede diagnosticar en la Infancia y la Adolescencia y su detección y diagnóstico precoz es muy importante para un pronóstico favorable.
Los estudios retrospectivos realizados en adultos con un TB han observado que entre el 10% y el 20% de las personas presentó su inicio antes de los 10 años de edad, y hasta el 60% antes de los 20 años . El TB en los adultos está frecuentemente precedido por trastornos de conducta disruptiva y trastornos de ansiedad. El inicio temprano del TB se asocia con una evolución más desfavorable, como ocurre en las psicosis de inicio en la infancia y se ha observado que los niños con un TB pre-puberal presentan aproximadamente dos veces menos probabilidades de recuperación que aquellos con un TB post-puberal. Además, las personas con un TB de inicio pre-puberal tienen más síntomas crónicos, más síntomas del estado de ánimo subsindrómico y más cambios de polaridad que las personas con un TB post-puberal además de las dificultades que supone en muchas ocasiones el diagnóstico a estas edades.
Los niños y adolescentes con un TB muestran un continuo de gravedad de síntomas de bipolaridad, desde síntomas subsindrómicos hasta síntomas sindrómicos con fluctuaciones frecuentes del estado de ánimo. Estos cambios e inestabilidad emocional puede ser algo evolutivo y propio de la adolescencia, pero otras veces la intensidad y la interferencia nos debe de hacer pensar en un diagnóstico clínico como el TB ó hacer un diagnóstico diferencial con Trastorno de Personalidad por Inestabilidad Emocional. Los estudios de seguimiento naturalísticos y de investigación han informado que de un 70% a un 100% de los niños y adolescentes con un TB se recuperan eventualmente (p. ej., síntomas no significativos por 2 meses) desde su episodio índice. Sin embargo, casi un 80% de ellos experimentará recurrencias después de la recuperación (p. ej., una o más recurrencias en un período de 2 a 5 años) a pesar de seguir un tratamiento. Además, análisis complementarios indican que el curso prospectivo en estos niños y adolescentes, al igual que en los hallazgos en adultos, presentan fluctuaciones del estado de ánimo de intensidad variable durante el 60% al 80% del tiempo de seguimiento, particularmente síntomas depresivos y mixtos, y virajes frecuentes de la polaridad de los síntomas.
Durante la adolescencia, hay un drástico aumento de las tasas de ideación e intentos suicidas y consumo de sustancias. Además, los niños y adolescentes con TB muestran mayores tasas de problemas legales, sociales, familiares y académicos, de ahí la importancia de una detección precoz para prevenir consecuencias más graves.